viernes, 9 de julio de 2010

O pato...

No te das cuenta del tiempo, hasta que llegan nuevas personitas a las familias. Recuerdo mucho a Mafalda cuando ya entra a la escuela y sus padres se ponían todos histéricos, no tanto por Mafalda, sino porque ellos estaban dando un salto más hacia la vejez. Hoy acaba de experimentar un sentimiento parecido al ver como, la morrita que cargue en mis brazos sin el mayor esfuerzo pues medía a lo mucho 50cm y pesaba menos que su estatura, prendía por si sola el foco del comedor. Me quedé petrificada pues nadie pensaba que lo pudiera hacer, instantes después fue conmigo alzándome los brazos para que la cargará y bailáramos un poco de bossa nova. Quiero echarle la culpa a jugar box en el wii pero esos ahora 17 kilos de vida, no pueden ser sostenidos por mis brazos (¡menos la espalda!) y le suplico que camine.

O pato...

Cantamos, bailamos, aventamos peluches y reímos, todo a la vez, olvidándome de todo y ella utilizando una pequeña parte de la gran energía que aún guarda.

cui cui cui laralá, cui cui cui...

Llego a casa cansada, totalmente desgastada peor que hubiera ido a correr una maratón...busco en el celular y encuentro los videos de como ella quiere preparar una maruchan -No! no! te vas a quemar. No, yo puedoooooo-, acostada bocabajo en mi cama me pregunto ¿qué sucedió que perdí las energías? Una niña de 3 años me ha noqueado física y mentalmente.

Sé que alguno dirá que la vida es joven, falta mucho que recorrer bla bla, pero, uno no puede negar que las cosas van cambiando y es fatal -prefieron llamarle interesante- cuando volteas a ver el camino recorrido.


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