Autoridad Pedagógica y mi otaku interior

Hoy en clase de Introducción a las ciencias de la Educación hablábamos de la autoridad pedagógica, o en otras palabras, el poder que tienen los profes sobre los alumnos, que en ocasiones, no sólo es imponer orden en clase, sino imponer un régimen o dictadura durante esas tormentosas horas. Es también el hecho de utilizar un lenguaje muy rebuscado o desconocido para los estudiantes que hacen que sea menos entendible la clase, haciendo que los alumnos no den el máximo y al obtener bajas calificaciones, el profesor salga triunfante transformándose en el buenoya que les dará la oportunidad de un trabajo de salvación.
Estábamos haciendo unos ejercicios y entre ellos estaba el describir tres ejemplos en los que el profesor este utilizando su autoridad pedagógica.
Tengo un varios de ejemplos sobre trabajos de salvación, pero creo que hay algo más de lo que no habla el texto (al menos no explícitamente):
Que levante la mano aquel que en algún momento de su vida primaria no le fue confiscado algún "artículo impropio", ya sea una revista de videojuegos, un album de estampas que con tanto trabajo uno lograba medio llenar o algun juguete. oh si!, ahora puedo gritarlo sin que me lleven a dirección... los profesores son bien gandallas! Ellos proponiendo la equidad, el respeto y la tolerancia, pero quitándonos nuestros más preciados tesoros. OK, entiendo que en clase no hay que sacar las cosas que no se utilizan en ese momento bla bla. Pero JAMÁS lo devolvían...ellos para qué lo quieren?
Esoty tal vez generalizando demasiado, diré algo acerca de mis experiencias:

Estaba cursando talvez 4to de primaria y recuerdo el boom que era en ese momento los 150 pokémon que salían en el canal 5. Todos querían ser entrenadores pokemon y eso. Yo quería mi pokebola, así que a las afueras de la escuela, me compre una: era un tipo llavero, monedero o al menos así lo utilizaba. No era la gran maravilla pero por fin tenía mi propia pokebola. Para no hacerlo más largo, yo tenía la llave del salón (hay! esos profesores sin sentido de la responsabilidad!) y como mi pokebola era enorme, la utilicé como llavero y así no perder la llave. Un día no fui a la escuela pero dejé a la profesora la llave con todo y pokebola. Al día siguiente, durante la formación todos me dijeron que la profesora había quitádole la llave y tirado mi linda pokebola a la basura. ¿Razón? jamás la supe, simplemente ella no se quería ver tan kitsch de lo que ya era.

Otra más fue en la secundaria, en la que como típico al salir haces la libreta para dedicatorias. Yo tuve que hacer dos y de nada sirvió: La primera me la recogió una profesora (anticipo que mi libreta estaba puesta sobre mi mesa, no la estaba leyendo, ni escribiendo, ni tocando! la iba a guardar T_T) , ya que al verla forrada de mis entonces queridas Witch, no se veía propio y era un desperdicio de hojas (huy pobre naturaleza, creo que por eso ella nunca se lavaba los dientes para no gastar agua!-su boca le apestaba >.<-), poquito peor fue cuando la abrió y vio que era un tipo chismógrafo: no quise hacer uno típico, sino como los memes que en ese entonces se acostumbraban en los primeros blogs. Preguntas con no necesariamente sentido para que de esa manera sacarás algo diferente de ti. De esa manera recordaría a mis compañeros mejor que cartas automáticas con frases ya gastadas como "recuérdame mucho". Fracaso total, epic fail, la profesora se indignó de aquella barbaridad que los jóvenes pensamos. Y se quedó mi libreta para darle un uso útil: cuentas matemáticas.
Hice otra, que igual quedo muy padre, pero que igual jamás me devolvieron, pero esa es otra historia...

Tenía tiempo sin pensar en esto, pero si no fuera por esa lectura, no hubiera sacado mis rencores más profundos xD. Así que si alguno se le ocurre o es ya un profesor de cualquier índole, un favor: no seas ogt ^^

El texto, por si alguien se anima a leer es: La autoridad pedagógica de Alain Grass, desafortunadamente no tengo el nombre del libro porque mis copias no se ven bien xD

Actualizado:

Un texto que habla algo relacionado a la A.P. es un minicuento de Luis Pescetti: Ato Solene